La NASA detiene sus estudios sobre el Sol por un fallo crítico: el proyecto no se reanudará hasta 2025
El Observatorio de Dinámica Solar (SDO) es una pieza clave en la investigación sobre tormentas solares
Los científicos dan con la clave: éste es el motivo por el que Marte es inhabitable
Estudio revela cómo la música afecta el rendimiento cerebral
Hallazgo inaudito: levantan la corteza terrestre y lo que encuentran cambia todo lo que se sabía
El Observatorio de Dinámica Solar (SDO), pieza clave en la investigación sobre tormentas solares, ha permitido en los últimos años obtener imágenes muy valiosas para entender su impacto en las comunicaciones terrestres. Sin embargo, este proyecto, que cuenta con el respaldo de Europa, se tenido que interrumpir debido a una inundación en el Centro de Operaciones Científicas Conjuntas de Stanford. Este centro es responsable de gestionar los datos del SDO y del Espectrógrafo de Imágenes de la Región (IRIS). Allí se manejan instrumentos clave como el Helioseismic and Magnetic Imager (HMI) y el Atmospheric Imaging Array (AIA). Aunque los datos se siguen recolectando, su procesamiento y acceso a los archivos almacenados están suspendidos debido a la magnitud de los daños.
La actividad solar representa un desafío importante para la industria espacial, ya que sus efectos pueden ocasionar fallos en infraestructuras de telecomunicaciones. Sin embargo, el centro en Stanford, que colabora con la NASA y la universidad local, ha sufrido daños graves tras la rotura de una tubería, lo que ha provocado su cierre hasta 2025. El SDO, que genera unos 42 TB de datos mensuales, se enfoca en estudiar el campo magnético del Sol y los efectos de su actividad en el sistema solar, con especial atención a la relación entre el Sol y la Tierra. A pesar del incidente, los responsables han asegurado que los datos no se han perdido, aunque su análisis se verá retrasado en un momento crítico de la actividad solar.
Observatorio de Dinámica Solar (SDO)
El Observatorio de Dinámica Solar (SDO), que durante más de una década ha proporcionado datos esenciales sobre el Sol y sus violentas erupciones, ha visto interrumpida su labor debido a una rotura en una tubería de agua. Este incidente causó una inundación en el Centro de Operaciones Científicas Conjuntas (JSOC) en Stanford, afectando equipos eléctricos vitales para procesar la información del HMI (Generador de Imágenes Magnético y Helosísmico) y el AIA (Generación de Imágenes Atmosféricas), ambos instrumentos clave del observatorio solar.
La sala donde se almacenaban los servidores del JSOC quedó cubierta por varios centímetros de agua, que ya ha sido drenada, aunque persisten filtraciones que afectan al equipo electrónico. Según informó la NASA, la evaluación y reparación de los daños llevará tiempo, y las instalaciones no volverán a estar operativas hasta 2025. Hasta entonces, no será posible procesar los datos recopilados a partir del 26 de noviembre. Afortunadamente, los datos previos a esta fecha permanecen intactos y a salvo.
El cierre del centro ocurre en un momento crítico, ya que el Sol atraviesa su periodo de máxima actividad, conocido como máximo solar. Este ciclo, caracterizado por tormentas solares intensas que pueden afectar a la Tierra, aumenta la necesidad de monitoreo. En mayo de este año, por ejemplo, una potente tormenta geomagnética alcanzó nuestro planeta tras una serie de eyecciones de partículas cargadas, fenómeno que el SDO pudo registrar previamente, emitiendo alertas tempranas.
El SDO ha sido esencial para entender la influencia del Sol en nuestro planeta y en el entorno espacial cercano, especialmente al capturar imágenes de erupciones y llamaradas solares. Lamentablemente, la interrupción de sus operaciones debido a la inundación limitará la capacidad de los científicos para estudiar el comportamiento errático del Sol en este periodo de gran actividad.
Estudios de las tormentas solares
Las tormentas solares son fenómenos naturales generados por la actividad magnética del Sol, que tienen un impacto significativo en la Tierra y la tecnología que utilizamos diariamente. Estos eventos incluyen llamaradas solares y eyecciones de masa coronal (CME), que liberan radiación y partículas cargadas al espacio. Aunque espectaculares, estas tormentas pueden ocasionar graves interrupciones en las telecomunicaciones, los sistemas eléctricos y los satélites.
El origen de las tormentas solares está relacionado con el ciclo solar de 11 años, en el cual el Sol alterna entre períodos de alta y baja actividad. Durante el máximo solar, la cantidad de manchas solares aumenta, elevando también la probabilidad de tormentas solares. Las manchas solares, que son concentraciones de energía magnética, pueden liberarse de manera explosiva, provocando estas erupciones.
Entre los efectos de las tormentas solares en la Tierra destacan las auroras boreales, generadas cuando las partículas solares interactúan con la atmósfera terrestre. No obstante, los daños pueden ser más serios, como interrupciones en señales de radio y GPS, fallos en satélites y sobrecarga de redes eléctricas. Además, las partículas energéticas representan un riesgo importante para los astronautas y los equipos espaciales.
Históricamente, se han registrado tormentas solares extremas, como el evento Carrington de 1859, que causó fallos en los sistemas telegráficos y auroras en latitudes inesperadas. Más recientemente, en 1989, una tormenta geomagnética dejó sin electricidad a millones en Quebec, demostrando la vulnerabilidad de nuestra infraestructura moderna.
En resumen, las tormentas solares, aunque fascinantes, representan desafíos considerables para la humanidad. La investigación y el desarrollo de medidas preventivas son esenciales para minimizar sus efectos.